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Emociona Premio Nobel de Física al público al hablar sobre el tiempo

Forum Noticias. Reloj no marques las horas, porque voy a enloquecer. Así comienza una de las canciones en español más famosas y con esta melodía comenzó el ganador del Premio Nobel de Física 1997, William Daniel Phillips la conferencia “El tiempo. Einstein y lo más frío del universo”, que impartió ayer en El Colegio Nacional, luego que la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) lo hiciera miembro correspondiente por la enorme labor que ha realizado para posibilitar que jóvenes mexicanos realicen estudios de posgrado en el Joint Quantum Institute (JQI) de la Universidad de Maryland y el National Institute of Standards and Technology, en los que él trabaja.

Phillips fue presentado por Jaime Urrutia Fucugauchi, presidente de la AMC -institución que forma parte de la mesa directiva del Foro Consultivo Científico y Tecnológico- y el doctor Luis Orozco, quien realizó estudios de posgrado en el JQI y ha trabajado en la colaboración México-Estados Unidos con el célebre científico.

“Albert Einstein hizo que cambiáramos nuestra forma de ver el universo, pero una de las preguntas que más le intrigaba era ¿qué es el tiempo? la respuesta para él era sencilla, el tiempo es lo que puede medir un reloj”, comenzó el experto.

Como bien explicó Phillips, a lo largo de la historia los relojes han evolucionado cada vez más, en un intento de volverse más exactos, hasta llegar a la actualidad, en la que existen los relojes atómicos.

“Los átomos son los mejores medidores que tenemos porque tienen niveles de energía muy específicos y la distancia entre esos niveles de energía va a ser siempre la misma para cada átomo del mismo tipo, sin importar su origen; esa diferencia entre niveles de energía corresponde a una frecuencia estándar. Además, estos átomos son insensibles a los cambios en el ambiente. Son los mejores relojes que existen”.

Los relojes atómicos actuales trabajan con átomos de Cesio (elemento elegido a nivel internacional por sus características de peso y alta frecuencia). Cuando se le aplican microondas en la frecuencia correcta a dichos átomos, éstos se mueven generando un tic tac constante.

Sin embargo, aunque estos relojes son tan exactos que solo llegan a perder un promedio de 30 segundos en un rango de millones de años, “tampoco son perfectos, en parte porque los átomos se mueven demasiado rápido, lo que significa que solo se quedan en el aparato medidor por unos milisegundos. Por lo tanto, los investigadores han trabajado en este problema por medio siglo y han hecho enormes descubrimientos.

En la década de 1970 se comenzó a experimentar con el enfriamiento atómico, que de acuerdo con las leyes de la física, las partículas más frías se mueven más lento que las calientes, pero era un problema complejo porque al enfriar los átomos se corría el riesgo de solidificar la nube gaseosa en la que se encontraban. La respuesta era un rayo de luz, aunque, “¿cómo demonios íbamos a poner luz a algo y enfriarlo cuando es de común conocimiento que la luz calienta al objeto que recibe su emisión?”, preguntó el doctor al auditorio.

Al recibir luz, una partícula puede absorberla o rebotarla, y cuando los átomos absorben las partículas de luz (fotones) se mueven. Lo único que había que hacer era emitir luz en la frecuencia correcta para hacerlos más lentos y enfriarlos. Cuando se le disparan rayos láser por todas partes al átomo “éste siente que está en un fluido viscoso, de hecho, a este efecto se le llamó Melaza Óptica por mucho tiempo”.

Antes de que el equipo de investigación de William Daniel Phillips retomara el experimento iniciado en la década de 1970 para perfeccionarlo, se pensaba que la temperatura más baja que se podría alcanzar en todo el universo era de 240 nano Kelvins, pero conforme fueron trabajando descubrieron que era posible llegar mucho más abajo, hasta 700 nano Kelvins. Para tener una mejor idea de esto, el espacio exterior solo llega a 3 Kelvins así que la diferencia entre eso y la temperatura más fría escala a 4 millones de veces más frío.

Gracias a estos descubrimientos, los relojes atómicos están llegando a exactitudes en las que solo perderán un segundo cada 30 millones de años, pero, más allá de las facilidades para medir el tiempo de forma exacta, estos avances también posibilitarán experimentos para entender la naturaleza fundamental del mundo y crear computadoras cuánticas, entre otras cosas.

El ganador del Nobel de Física comenzó su carrera científica porque siempre fue una persona curiosa. De acuerdo con él, además de la falta de fondos, actualmente la ciencia está sufriendo porque “una de las cosas necesarias para ser investigador es la curiosidad, y en la sociedad y sistemas educativos actuales ésta es sustraída en favor de corregir el comportamiento de los niños. Solo aquellos que la conservan se vuelven científicos”.

La invitación para que el doctor ofrezca pláticas futuras en México quedó abierta, así como el proyecto de llevar  a cada vez más estudiantes mexicanos a la Universidad de Maryland. A manera de redondear la razón por la cual lo nombraron miembro de la AMC desde un principio, dio una recomendación final a los jóvenes investigadores de que “siempre mantengan su curiosidad y trabajen duro, pero jamás se enfoquen tanto en su investigación que no hagan nada más en su vida”.

Myriam Vidal Valero/FCCyT

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