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Inician las Segundas Jornadas Sociedad y Mujer

El Colegio Nacional. La tarde de ayer El Colegio Nacional (ECN) inauguró las Segundas Jornadas Sociedad y Mujer, un ciclo de mesas redondas en el que distintas especialistas reflexionarán en torno al papel de la mujer en la sociedad, bajo la coordinación de las miembros de la institución Concepción Company Company, Linda Rosa Manzanilla Naim y María Elena Medina-Mora.

“Desde El Colegio Nacional deseamos que, con la libertad de pensamiento y de libre discusión que caracteriza a esta institución logremos, poco a poco, construir una mejor sociedad para la mujer y una igualdad social para todos”, explicó la filóloga y lingüista Company Company en su discurso introductorio, y mostró su voluntad de que “este diálogo contribuya a conseguir un México más democrático y más igualitario entre hombres y mujeres”.

La primera mesa de la jornada, dedicada a los temas de bienestar y salud, contó con la participación de las investigadoras María del Rosario Cárdenas Elizalde, Consejera Académica del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), y Patricia Estela Uribe Zuñiga, Directora General del Centro Nacional de Prevención y Control del VIH-Sida (CENSIDA). La psicóloga María Elena Media-Mora, quien fungió como moderadora de la charla, señaló que en el campo del bienestar y la salud ha habido muchos avances en la participación de la mujer desde los años 70 del siglo XX, “pero también tenemos grandes retos y oportunidades para mejorar”.

Durante su ponencia, Cárdenas Elizalde analizó los indicadores de esperanza de vida al nacimiento, mortalidad materna y edad de inicio de reproducción de las mujeres en México, para dar una visión de las condiciones de desarrollo de nuestra sociedad y de cómo la mujer está inserta en ella. La experta advirtió que los datos arrojados por estos estudios reflejan un severo rezago de México respecto al contexto internacional, inclusive comparados con el resto de Latinoamérica. “Tenemos un desarrollo social muy acotado en el país, un atraso muy importante respecto a otros países”, sintetizó la experta, “hay compromisos internacionales que no se han cumplido  y necesitamos una transformación de estas inercias para lograr el mejoramiento de estos indicadores”.

Por su parte, Uribe Zuñiga platicó sobre el impacto diferencial del VIH entre hombres y mujeres, una epidemia que afecta entre 220 y 250 mil personas en México, de las cuales un 21% son mujeres. “En las mujeres, los determinantes sociales son los que marcan la epidemia”, explicó la investigadora, señalando que las mujeres con VIH viven en un contexto de alta vulnerabilidad social y económica y frecuentemente son contagiadas por sus parejas estables, mientras que los hombres seropositivos se caracterizan por tener mayores comportamientos de riesgo sexual. Según los estudios que analizó Uribe Zuñiga, las mujeres son más propensas  a recibir un diagnóstico tardío, puesto que en muchos casos no existe la conciencia del riesgo de contagio, y a abandonar el tratamiento por falta de recursos, por ejemplo para trasladarse a los hospitales, entre otras causas. “El tratamiento del VIH necesita un programa con perspectiva de género”, remarcó la experta, “las mujeres necesitan servicios articulados con los servicios de salud materna y planificación familiar, además de un seguimiento ginecológico continuo, ya que las mujeres con VIH son más propensas a sufrir cáncer uterino”.

Medina-Mora cerró la mesa de Bienestar y salud reclamando un cambio en el sistema de salud mexicano y un aumento en el insuficiente presupuesto que recibe. “Tenemos que pensar en una modificación del sistema de salud y en una forma más justa de distribución de su presupuesto, ya que ahora no está basado en las necesidades de la población y presenta muchas inequidades”, concluyó.

Marginación, exclusión y violencia fueron las materias tratadas en la segunda parte de la sesión, en una mesa que contó con la participación de las investigadoras Sara Sefchovich Wasongarz, de la UNAM, Luciana Ramos Lira, del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz y Gina Zabludovsky Kuper, de la UNAM. El miembro de ECN Luis Felipe Rodríguez Jorge moderó una mesa en la que se trataron los diversos y complejos aspectos de la violencia contra la mujer.

La socióloga Zabludovsky Kuper inició la plática ofreciendo una visión sobre la brecha de género y la violencia económica en el ámbito laboral. En 20 años, la brecha de género en América Latina ha disminuido únicamente un 13% y las mujeres ocupadas han incrementado en un 17.6%. Según los estudios que mostró la socióloga, a medida que aumentan los salarios disminuye el número de mujeres en la fuerza de trabajo: solo un 6% ocupan cargos directivos en las corporaciones mexicanas y, además, suelen ser puestos con menos posibilidades de desarrollo. Existen en México un 43% de trabajadoras independientes, la mayoría en autoempleo. Son pocas las empresarias, que suelen centrarse en actividades de comercio y servicios en la micro, pequeña y mediana empresa. Zabludovsky Kuper señaló que la inserción de mujeres como trabajadoras independientes disminuye la violencia económica por parte de sus parejas, y destacó los fenómenos del techo de cristal en las grandes corporaciones, la violencia en los establecimientos empresariales y la invisibilidad de las mujeres en establecimientos familiares como los grandes retos a combatir en el país.

A continuación, Ramos Lira analizó los distintos tipos de violencia que sufren las mujeres a lo largo de su ciclo vital, desde antes del nacimiento hasta la edad avanzada. El  aborto selectivo, el matrimonio infantil, la mutilación genital, el abuso sexual, la prostitución, la violación, la explotación extrema del trabajo doméstico, el secuestro, la coerción reproductiva o el abuso de viudas son algunos de los ejemplos que citó la investigadora para poner en perspectiva un panorama de violencia estructural hacia la mujer que ha sido naturalizado e invisibilizado en “políticas públicas, el discurso social y los medios de comunicación”, denunció Ramos Lira.

Para finalizar, la socióloga Sara Sefchovich Wasongarz ofreció una perspectiva sociológica para examinar las cuestiones de la violencia y la marginación social, situando a la mujer como posible sujeto de contención de esta violencia en lugar de como objeto de ella. “La situación no mejorará hasta que las familias no se percaten de que no les beneficia la violencia, o hasta que la situación de las familias mejore tanto que les parezca mejor que haya paz a que exista violencia” , ponderó la socióloga. Sefchovich Wasongarz sostuvo que la esperanza para terminar con la situación radica en las familias y, en especial, las mujeres y las madres, puesto que son el eje entorno al cual giran la vida de todas las personas, incluidos los delincuentes. “Es una propuesta que apela a la conversión de las personas en ciudadanos activos, que asuman la responsabilidad del cambio, sin por ello quitarle al Gobierno las suya en el cumplimiento de sus obligaciones, algo en lo que ha fallado de manera importante”.

Las Segundas Jornadas Sociedad y Mujer se desarrollarán a lo largo de los próximos meses de marzo y abril en El Colegio Nacional, tratando temas como la identidad, la discriminación, el trabajo, la educación, los derechos y las instituciones culturales y científicas.


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