Colaboración binacional para la conservación del berrendo sonorense — ecologica
Usted está aquí: Inicio / Artículos / Colaboración binacional para la conservación del berrendo sonorense

Colaboración binacional para la conservación del berrendo sonorense

Francisco Abarca et al.

El berrendo (Antilocapra americana) es una de las especies animales más representativas de los desiertos sonorense y chihuahuense, aunque mucha gente en México desconoce su existencia e importancia ecológica. El berrendo es un animal elegante, para algunos parecido al venado y para otros a un antílope africano. El macho pesa 70 kilogramos en promedio, mientras que la hembra entre 55 y 60. Los cuernos del macho son largos y tienen ramificaciones, los de la hembra son cortos y sin ramificaciones o ausentes. Es el animal terrestre más veloz en el continente americano pues alcanza velocidades entre 88-96 kilómetros por hora. Puede sostener esta carrera en periodos cortos y mantener una velocidad de 56 kilómetros por hora sobre distancias largas. Son herbívoros, se alimentan principalmente de pastos y hierbas nativas y pueden consumir cactáceas como las chollas. Habitan principalmente ecosistemas de pastizal, pero pueden subsistir en hábitats más extremos como dunas y planicies costeras.

El berrendo se distribuía desde el sur de Canadá, habitaba llanuras y praderas de los Estados Unidos, todo el norte de México, incluyendo la península de Baja California, y llegaba hasta el sur del altiplano mexicano. A principios del siglo xx existían cientos de miles de berrendos en Norteamérica. Sus poblaciones han disminuido drásticamente y se encuentran fragmentadas severamente debido a la destrucción y modificación de su hábitat –principalmente para uso agrícola y ganadero–, los efectos de sequías prolongadas, la transmisión de enfermedades por la presencia de ganado y la caza furtiva.

En México existen tres de las subespecies de berrendo: berrendo mexicano en Chihuahua y Coahuila, berrendo sonorense en Sonora y berrendo peninsular en Baja California y Baja California Sur. La subespecie del berrendo sonorense ha sufrido bajas poblacionales significativas en los últimos 50 años, al grado de considerársele como animal en peligro de extinción; tanto en México, donde las subespecies están agrupadas en una sola especie dentro de la NOM-059-SEMARNAT-2010, como en Estados Unidos. Aunque con grandes fluctuaciones de la población en Sonora, el berrendo sonorense ha sobrevivido en condiciones de sequía extrema y las poblaciones se mantienen viables, prácticamente sin la intervención humana.

Esto no fue el caso para Arizona, donde la subespecie casi desaparece a principios de este siglo, contándose únicamente 21 ejemplares en el estado. Gracias a la colaboración estrecha entre la Secretaría de Vida Silvestre del Estado de Arizona (AGFD por sus siglas en inglés) y la Comisión de Ecología y Desarrollo Sustentable del Estado de Sonora (Cedes), se inició un programa de cooperación binacional a finales de los años ochenta del siglo anterior, con el fin de evaluar el estatus de las poblaciones de berrendo sonorense en ambos lados de la frontera y, posteriormente, establecer medidas de recuperación. Poco tiempo después, en 1993, México decreta la reserva de la biosfera El Pinacate y Gran Desierto de Altar, en el norte de Sonora, para proteger una de las dos poblaciones existentes en el estado.

Gracias a los esfuerzos binacionales de conservación, incluyendo la participación y contribución del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos (USFWS por sus siglas en inglés), junto con AGFD, entre 2004 y 2006 se inició un programa de reproducción en semicautiverio en el refugio de vida silvestre de Cabeza Prieta, en el sur de Arizona, con animales donados por el gobierno de México, en conjunto con animales de la población remanente de Arizona. Se empezaron a producir individuos de berrendo sonorense, para después repoblar zonas en Arizona donde la subespecie había desaparecido. El programa de recuperación ya incluye otro sitio para reproducción en cautiverio en el refugio de vida silvestre de Kofa, con lo cual se han establecido dos poblaciones en el sur de Arizona con unos 400 animales.

Para las poblaciones en Sonora, las últimas evaluaciones del 2015 indican que la población en el Pinacate se calcula en 120 animales, mientras que más al sur, llamada Quitovac, se calcula en 860 animales. Estas estimaciones poblacionales en Sonora son fruto de las colaboraciones binacionales donde el AGFD aporta cada dos años dos avionetas, pilotos y combustible, mientras Cedes obtiene todos los permisos necesarios para esta operación, además de ayudar a contabilizar y clasificar (por edades y sexo) a los berrendos desde el aire, y a evaluar su hábitat. Para estos muestreos aéreos también participa personal técnico de la reserva del Pinacate. Cabe señalar que estas poblaciones de berrendo en México son las únicas que cuentan con censos bienales en forma sistemática desde el año 2000, lo que ha permitido hacer comparaciones entre los datos obtenidos y mejor información para la toma de decisiones. Las poblaciones de berrendo sonorense responden a las condiciones medioambientales, principalmente la precipitación-sequía. La precipitación en estos últimos seis años ha sido regular y, en ocasiones extraordinaria, manifestándose en el número de animales.

Las acciones de conservación binacional no se limitan a las evaluaciones poblacionales. En 2009 se completó en México el Programa de Acción para la Conservación de la Especie (PACE)-Berrendo que sirve como documento guía para su recuperación en el país. Tanto Cedes como la reserva del Pinacate son miembros del Equipo de Recuperación Binacional del Berrendo Sonorense. Así contribuyen de manera importante a la actualización del Plan de Recuperación para los Estados Unidos. Se incorporan por primera vez a las poblaciones que existen en Sonora, como parte de los criterios para bajar de categoría o remover a esta subespecie de la lista en peligro de extinción en base al Acta de Especies en Peligro de Extinción (ESA) de Estados Unidos. Cedes ha llevado a cabo 1) evaluaciones poblacionales y de hábitat (por tierra) enfocadas a la población Quitovac; 2) proyectos de investigación científica utilizando ejemplares con collares satelitales para conocer sus movimientos y preferencias de hábitat; 3) actividades de educación ambiental; 4) convenios de colaboración con otras dependencias y empresas, como la Minera Penmont, que han financiado gran parte de estas actividades y mostrado gran interés en la conservación del berrendo sonorense. La reserva del Pinacate y Gran Desierto de Altar realiza programas de monitoreo, vigilancia, investigación y educación ambiental, así como la construcción de bebederos artificiales en puntos clave de la zona.

En Arizona, aparte de los esfuerzos de repoblación al sur del estado, se ha trabajado intensamente en: 1) la publicación del primer Plan de Recuperación de la subespecie en los Estados Unidos (1982) y su subsecuente actualización en el 2016; 2) la construcción de bebederos artificiales como fuentes de agua en los meses de mayor sequía; 3) la designación de áreas de riego para promover el crecimiento de pastos nativos de mejor calidad nutricional; 4) el control de depredadores; 5) el proveer alfalfa durante los meses de mayor sequía como suplemento a su dieta; 6) el remover ganado de las áreas de conservación; 7) la coordinación intersectorial con otras agencias federales que manejan tierras con designaciones especiales, como los refugios de vida silvestre y zonas militares y 8) la implementación de programas de educación ambiental.

El trabajo de conservación para el berrendo sonorense representa un modelo de colaboración binacional sólido y a largo plazo entre dependencias federales y estatales de Arizona y Sonora.

Debido a la presencia de barreras físicas (carreteras, cercas, poblados y el muro fronterizo), las cuatro poblaciones de berrendo sonorense están geográficamente aisladas. La carretera estatal 2 en Sonora y el muro fronterizo funcionan como las mayores barreras físicas (pero no impenetrables) limitando así el movimiento del berrendo entre el Pinacate y las subpoblaciones estadounidenses. Hasta antes de la presencia de estas barreras, las poblaciones entre Sonora y Arizona seguramente tuvieron intercambio genético y demográfico.

En el año 2008, ocurrió un hecho sin precedentes: un berrendo sonorense producido en el encierro del refugio de Cabeza Prieta fue liberado portando un collar transmisor satelital. Logró cruzar la frontera en algún punto y eventualmente se unió a una manada de berrendos en el Pinacate. Un recorrido extraordinario de 320 kilómetros que demostró que siguen existiendo los corredores naturales para que se conecten las poblaciones entre los dos países. Sin embargo, los planes de construir una muralla acabarán entonces con estas migraciones ocasionales, afectando el intercambio de material genético necesario para la supervivencia a largo plazo del berrendo.

Francisco Abarca1, Cristina Meléndez2, Cynthia Soria1, Raul Molina2 y Leonardo Corrales2
1Arizona Game and Fish Department, Phoenix, Arizona 
2Comisión de Ecología y Desarrollo Sustentable del Estado de Sonora, Hermosillo, Sonora

Correos-e: [email protected], [email protected], [email protected], [email protected] y [email protected]