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Los impactos del sargazo

Las poblaciones ribereñas del Caribe mexicano convivieron por décadas con el sargazo, que llegaba de vez en vez a la franja litoral de Quintana Roo, Yucatán y a las islas de Cozumel, Mujeres y Holbox.

Pero especialmente desde hace cuatro años, los dueños de hoteles, prestadores de servicios turísticos, comerciantes y pescadores de esa región del país se encuentran alarmados por la presencia de dicho visitante al que califican de no grato. Y porque como arriba casi todos los días y pesa miles de toneladas, técnica y humanamente resulta imposible atenderlo como merece. Especialmente llega a las costas de Cancún, Playa del Carmen, Puerto Morelos, Tulum, Isla Mujeres, Cozumel, Holbox y la zona sur del estado de Quintana Roo. Precisamente allí surgió, en unas cuantas décadas, el que es hoy el principal polo turístico del país.

En 2015, las instancias oficiales reconocieron no tener ninguna estrategia para enfrentar los problemas que trae el sargazo, un alga que también afecta a Cuba, Puerto Rico, Dominicana, Barbados, Antigua, Granada, Santa Lucía, Jamaica y demás países del Gran Caribe. Funcionarios y especialistas rechazaron que ese arribo masivo tenga como causa la contaminación por aguas residuales originadas en la región.

Más bien se debe a fenómenos naturales que tienen su origen a miles de kilómetros de distancia, por el rumbo de Las Bahamas, en aguas del Océano Atlántico, en el llamado Mar de los Sargazos, cuya extensión es casi tan grande como la superficie de Estados Unidos: 3.5 millones de kilómetros cuadrados.

De la presencia del sargazo en el Caribe hay referencias en las crónicas del primer viaje de Cristóbal Colón. Pero todo indica que el nombre se lo pusieron los navegantes portugueses, cuyos barcos solían quedar atrapados en extensos campos verdes formados por unas especies de racimos de uvas semejantes a una variedad existente en su país: sargazo.

El investigador de la naturaleza Philip Whitfield afirma que el sargazo desciende de un tipo de algas que crecen por lo general adheridas a las rocas cercanas a la costa, pero se ha adaptado por completo a la vida pelágica, y ahora flota en las capas superiores del océano, donde se reproduce.

Agrega que eso es posible porque las corrientes lentas que circulan alrededor del citado mar conservan dentro de éste la mayor parte de las algas; a lo que se agrega que se reproducen por fragmentación. Forman así extensas praderas, base de un ecosistema cerrado que depende de la productividad primaria de estas plantas. Son numerosos los organismos que viven adheridos al gran tapete verde que forman dichas algas.

Entre las causas más citadas de la arribazón masiva de sargazo los últimos cuatro años, se mencionan el cambio de corrientes oceánicas y las tormentas más intensas ocasionadas por el cambio climático así como el incremento de la temperatura del mar, lo que da por fruto un crecimiento excesivo de las diferentes especies marinas.

Cualquiera que sea el origen, la realidad es que las actividades económicas en el litoral del Gran Caribe, así como sus pobladores, tendrán que habituarse a su presencia creciente y los problemas que ello acarrea. Y buscar la forma de recogerlo y utilizarlo, por ejemplo, en la regeneración de las playas y como un provechoso insumo para diversos procesos productivos. No está de más señalar que la mitad de las divisas que recibe el país por turismo se generan en la franja litoral y las islas de Quintana Roo.

En esta ocasión, La Jornada Ecológica ofrece a los lectores una visión lo más amplia posible sobre el sargazo y sus impactos en México. Se reúnen para tal fin documentos oficiales, de investigadores y organizaciones dedicadas a la conservación del medio ambiente, y en especial del marino.

No hay duda de la urgencia de resolver adecuadamente la arribazón periódica y cada vez en mayor cantidad del sargazo y sus efectos en las actividades económicas de la región y en el medio ambiente marino y costero. Para tener éxito debe haber la suficiente coordinación entre los sectores público, empresarial, científico y la población afectada. Una tarea que apenas se inicia pues en el pasado no hubo una política integral para lograr los éxitos esperados. Y tal parece que todavía hoy no funciona adecuadamente.