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Los primeros zapatos del mundo hechos con sargazo y PET ¡son mexicanos!

Cultura Colectiva.com

Las toneladas de sargazo que actualmente invaden las costas del país han convertido a las playas en pantanos pestilentes, además de afectar gravemente a los ecosistemas y al turismo, pues los visitantes prefieren resguardarse dentro de los hoteles que salir a toparse con esa postal tétrica: un mar oxidado.

Desde hace cuatro años, cada año alrededor de 200 mil toneladas de esa alga llegan hasta las costas mexicanas. Este año, por ejemplo, se calcula que serán 320 mil toneladas, y esta epidemia provocó que México bajara del sexto al séptimo lugar en el ranking de 2018 de la Organización Mundial de Turismo (OMT).

Para intentar terminar con la plaga, y recoger las decenas de toneladas, hoteleros, gobiernos locales y hasta el gobierno federal han tenido que desembolsar millones de pesos. Mientras eso sucede, investigadores, inversionistas, grandes y pequeños empresarios han decidido aprovechar lo que el mar les ha regalado. No es gratuito que recientemente haya sido nombrado como el “oro rojo” del país, por el uso que tiene en varias industrias.

Tal es el caso de la empresa mexicana Renovare, cuyos fundadores pusieron los ojos en el sargazo para crear el primer calzado del mundo hecho con esta alga combinada con PET. Para Cultura Colectiva News, uno de los tres socios de la compañía, Mario López, narra cómo lograron esta proeza ecológica.

 

El inicio del proyecto: PET

 

Hace 10 años, cuenta Mario, conoció en la preparatoria a Jorge Castro, el fundador de Renovare, cuya familia ha sido zapatera desde hace décadas. Ambos tenían muchos pensamientos afines, así que un día Jorge le propuso hacer zapatos ecológicos, algo que para aquel entonces era un proyecto nada común; muy pocas personas estaban pensando en la ecología y el cuidado del medio ambiente.

Así que el papá de Jorge les prestó un espacio en la fábrica de zapatos, y ahí inició el proyecto. Primero empezaron a hacer pruebas con corteza de árbol, y aunque lo lograron, el modelo no había quedado tan llamativo, estéticamente hablando, así que lo descartaron. Después intentaron hacer uno con periódico pero se deshizo en el proceso. En las pruebas invirtieron alrededor de tres años.

“Pausamos el proceso y nos pusimos a investigar, y entonces nos dimos cuenta de que uno de los principales contaminantes eran las botellas de plástico. Nos acercamos con un químico, Octavio Sierra, y nos ayudó a ver cómo transformar al PET en un material, con el que hacemos los zapatos. Así, fuimos buscando empresas que contaran con esa tecnología hasta que logramos transformarlo en un material similar al que se usa para rellenar peluches o almohadas y eso nos sirvió como material textil”.

Al principio usaban ocho botellas por cada par de zapatos y en el 2016 empezaron a venderlos a menor escala hasta llegar a vender 400 pares. Pero iban por más: el objetivo era vender más pares no para ganar más dinero, sino para que se usaran más botellas en el proceso y así evitar que tanto plástico terminara en el mar provocando la muerte de más de un millón de animales marinos al año.

 

La llegada del sargazo

 

Hace dos años, durante una visita a la Ciudad de México, la tía de Jorge les preguntó si conocían el sargazo y les contó un poco sobre la llegada de esta alga a las costas mexicanas. Quince días después, ya estaban recolectando un poco de sargazo en Cancún, lo metieron a sus maletas y regresaron a León, donde empezaron, hace alrededor de diez meses, a investigar científicamente qué se podía hacer con él y cómo lo podían usar para sus productos.

“Hicimos pruebas de laboratorio para saber cómo usarlo. Cuando lo trajimos de la playa llegó podrido, así que después lo dejamos secar para que esto no volviera a pasar. Después nos dimos cuenta que ese desecho orgánico tenía metales pesados, que lo podíamos utilizar para hacer un producto orgánico. Nosotros mismos hicimos las pruebas de laboratorio, como Dexter, porque no teníamos los recursos necesarios.”

Finalmente, transformaron el sargazo en un material que pudiera integrarse al proceso de fabricación de los zapatos como un plástico. Así que lo incorporaron en las suelas, como carga inerte. Y así, entre más sargazo usaban, más sargazo se limpiaba de las playas.

“Así, desarrollamos el modelo Renovare Ocean, que usa 5 botellas de PET de 600 mililitros en la parte superior, y en la parte de la suela son 100 gramos de sargazo. Además, donamos el 10 por ciento de las ventas a organizaciones sociales como Plastic Ocean, que se dedica a la limpieza de playas y saneamiento de la destrucción por plástico y basura.”

¿Combo ganador? Claro que sí. Y aunque todavía están cerrando tratos de inversión, el objetivo de Renovare es seguir aportado a la ecología e, incluso, en algún momento, desarrollar un calzado que esté hecho al cien por ciento con desechos orgánicos. Ahora solo falta colocar el producto para que llegue a más personas, es decir, contactar a las personas indicadas para que lo distribuyan.

El modelo Renovare Ocean todavía no sale a la venta, sin embargo, no pasarán más de tres o cuatro meses para que puedas comprar un par y sentirte tranquilo porque no estás contaminando nada.

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