En tiempos de pandemia, ¡salvemos a los murciélagos! — ecologica
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En tiempos de pandemia, ¡salvemos a los murciélagos!

El 31 de diciembre del año pasado, China comunicó a la Organización Mundial de la Salud, OMS, la existencia de varios casos de neumonía viral en la ciudad de Wuhan. Esta fue la primera noticia sobre lo que hoy se conoce como Covid-19 y que ocasiona cientos de miles de muertos y millones de enfermos en el planeta. Al iniciar el nuevo año, la OMS estableció un equipo de apoyo para afrontar el brote y el 30 de enero, cuando solo había 82 casos fuera de China, declaró el Covid-19 emergencia de salud pública internacional.

Después, vendrían informes diarios sobre los brotes epidémicos del nuevo virus, así como datos técnicos para la comunidad mundial de investigación, en especial la vinculada con la salud pública, a la par que para los medios de comunicación. En general, contienen evaluaciones del riesgo y una serie de recomendaciones para detener la propagación del virus.

También la OMS ha dirigido a todos los países orientaciones técnicas y recomendaciones sobre el modo de detectar casos, realizar pruebas de laboratorio y gestionar los posibles casos. Las orientaciones se basan en los conocimientos sobre el virus que existen en cada momento. Y también por las experiencias que se tienen sobre el SARS y el MERS, así como las vías de transmisión conocidas de los virus respiratorios.

Igualmente orienta sobre la prevención y el control de infecciones destinadas a proteger a los profesionales sanitarios, en las que se recomienda adoptar precauciones contra la transmisión por gotículas y por contacto al atender a los pacientes. En tanto, China hizo pública la secuencia genética del virus causante de la Covid-19.

También con el patrocinio de la OMS ha habido foros de investigación e innovación sobre la Codiv-19, con la participación de más de 400 expertos de todo el mundo. Y finalmente en marzo, ante los alarmantes niveles de propagación de la enfermedad y por su gravedad, y por los niveles también alarmantes de inacción, la OMS advirtió que la pandemia tendría efectos incalculables.

Para entonces, ya había pruebas bastante concluyentes de que el brote se originó por exposiciones en un mercado de pescados y mariscos de la ciudad de Wuhan, cerrado el 1 de enero de 2020. Poco después y cuando aumentaba el número de contagios y muertes en ese país y a nivel internacional, se descartó que la causa de los síntomas fueran otros patógenos de las vías respiratorias, como los virus de la gripe, los adenovirus que causan la gripe aviar, los coronavirus que ocasionan el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS).

Cabe destacar que el 7 de febrero murió el médico chino que intentó advertir sobre el brote de coronavirus. Ello  provocó un nivel de indignación pública y dolor sin precedentes en su país. Li Wen Liang murió después de contraer el virus mientras trataba a pacientes en Wuhan.

A fines de diciembre pasado intentó alertar a sus colegas médicos sobre un virus que creía que se parecía al SARS, otro coronavirus mortal. Mas la policía le dijo que “dejara de hacer comentarios falsos” y fue investigado por “propagar rumores”. “No creo que haya estado difundiendo rumores. ¿No se ha convertido esto en realidad ahora?”, dijo su padre, Li Shu Ying. Y agregó: “Mi hijo era maravilloso”.

Hoy, el mundo cuenta cada día miles de muertos y contagiados. Ello ocurre en medio de una severa crisis de sanidad y graves afectaciones a la actividad económica. En lo social, el panorama es desolador pues del virus no han escapado ni los países más industrializados y con mejor calidad de vida. Como siempre, los daños más graves tocan a las capas pobres de cada país. El futuro es desolador y significa un retroceso en los niveles de crecimiento y desarrollo social y económico obtenidos los últimos 40 años.

En este número de La Jornada Ecológica no explicamos en detalle la pandemia. Los medios y los expertos en salud pública se encargan diariamente de hacerlo y criticar, por ejemplo, la actitud de Estados Unidos al retirarse de la OMS. O desenmascarar a los negacionistas de la Covid-19, como los presidentes Trump y Bolsonaro. En cambio, deseamos destacar que las causas finales de lo que pasa no se debe a ciertos animales, como el pangolín. Y menos a los murciélagos, que en varios países son eliminados so pretexto de que transmiten el virus.

Sobre la necesidad de conservar a las cerca de mil 400 especies de murciélagos clasificados a nivel mundial, es lo que hacen en La Jornada Ecológica varias instituciones y especialistas de México y otros países. Muestran, además, el papel fundamental que cumplen dentro de los ecosistemas y como factores básicos para diversos procesos productivos. Y advierten  la urgencia de incrementar los programas para conservar la biodiversidad y los proyectos de investigación relacionados con ella.

Si algo va quedando claro a medida que la pandemia cobra víctimas, es que es el ser humano, con su forma de tratar a la naturaleza, el principal culpable de lo que sucede.