Disturbios humanos interrumpen periodo de lactancia de la foca común en el estero de Punta Banda
CICESE. La lactancia es uno de los procesos más poderosos que existen en la humanidad. El único alimento que necesitamos los mamíferos durante nuestros primeros instantes de vida es leche materna.
La relación que se genera entre la madre y su cría durante la lactancia va más allá del vínculo afectivo, es una cuestión de supervivencia.
Cada especie de mamífero produce leche materna de acuerdo a las necesidades nutricionales de su cría, por ejemplo, no tiene las mismas propiedades la leche materna de un humano al de una foca, un tigre o una vaca.
La foca común o de puerto (Phoca vitulina), que se distribuye en el Pacífico y en el Atlántico norte, produce leche materna alta en grasas, debido a que la cría requiere duplicar su talla antes del destete y necesita ganar grasa para mantener su calor y poder sobrevivir en ausencia de su madre, hasta que comience a alimentarse de manera independiente.
Las zonas de crianza de la foca común “comprenden playas de arena, salientes rocosas, bancos de arena y témpanos de hielo. En estas zonas las crías son susceptibles a la naturaleza y topografía del hábitat, a la variación ambiental, a la densidad poblacional y al disturbio”, señaló María Guadalupe Ruiz Mar, egresada del posgrado en Ciencias de la Vida del CICESE.
Los disturbios que ocurren en la zona de crianza de la foca común pueden ser ocasionados por actividades humanas, tales como embarcaciones no motorizadas, motorizadas, humanos caminando, aviones o perros. Existen otras fuentes naturales de disturbio como aves u otros pinnípedos.
En el estero de Punta Banda en Ensenada se encuentra una pequeña colonia de focas de puerto (aproximadamente 90 individuos) que se ha visto afectada por los disturbios que generan diversas actividades turísticas de la zona.
Como parte de su trabajo de tesis, María Guadalupe Ruiz Mar, monitoreó en un periodo de dos años, cómo los disturbios humanos impactan negativamente en la integración madre-cría de la Phoca vitulina, teniendo como resultado la disminución del tiempo dedicado al amamantamiento en comparación con los días que no se presentó ningún disturbio.
¡Interrupción en el proceso de lactancia!
Ruiz Mar indica que el periodo de lactancia de las focas en el estero de Punta Banda “varió de 19 días en 2015 y 28 días en 2016 (para el año de 2015 el periodo puede estar relacionado a las anomalías oceanográficas).
No se ha comprobado que los disturbios presentes en la zona afectan en sí el periodo de lactancia; lo que sí se comprobó fue que interrumpen los eventos de amamantamiento. Es decir, la madre se encuentra alimentando a su cría, sucede un disturbio y deja de amamantar.
“Las lanchas y motos acuáticas fueron las fuentes de disturbio más frecuentes en la zona. Sin embargo, los peatones ocasionaron un mayor número de eventos de huida al agua, principalmente al acercarse de manera directa, lo que provocó que huyera un mayor número de individuos al mar”, indicó.
En las observaciones que realizó, la ahora egresada del CICESE, indicó que los primeros en huir al mar fueron las parejas madre-cría; con ello la duración de los eventos de amamantamiento se vio afectado negativamente.
¿Qué impacto tienen los disturbios humanos?
El impacto de los disturbios humanos en la zona del estero de Punta Banda puede contribuir a un efecto de cascada de toda la colonia de focas. Por un lado, Ruiz Mar indica que no sólo interrumpen los eventos de amamantamiento, sino el descanso de toda la colonia, reduciendo en más de 70% el número de individuos que se encontraban en tierra.
“Lo que pude observar también es que hay pescadores que quitan a las focas para ponerse a pescar ahí. Probablemente piensan que, como hay focas, hay comida. Pero no, las focas están descansando en esa zona”.
La menor inversión de tiempo en el proceso de amamantamiento de la madre a la cría y la ausencia de descanso de los demás miembros de la colonia podrían desencadenar estrés. El resultado podría ser que el sistema inmune de la foca común del estero de Punta Banda se reprima y quede vulnerable ante cualquier enfermedad.
“La Phoca vitulina, al ser un depredadror tope, está muy implicado en la trama alimenticia en el estero de Punta Banda. Actúa sobre las niveles tróficos bajos, como en peces y cefalópodos (pulpo o calamar), de los cuales se alimenta”, indicó María Guadalupe Ruiz.
¡Educación ambiental!
La Dra. Gisela Heckel Dziendzielewski, investigadora del CICESE y directora de tesis de Ruiz Mar, indica que la colonia de focas del estero ha sido estudiada desde la década de los ochenta por científicos de la UNAM y, en épocas más recientes, por investigadores del CICESE y la UABC.
“A raíz de un estudio realizado en 2011, seguimos haciendo conteos de las focas de puerto todos los años desde la temporada de nacimiento, de febrero a abril. En los últimos dos años, con los trabajos de Lupita Ruiz Mar y Eva María Fernández Martín (egresada de la maestría en Ecología Marina), hemos visto que ha declinado la población y han bajado muchísimo los nacimientos”, indicó Heckel.
Ruiz Mar indica que la educación ambiental podría ser un componente clave para mantener la colonia de foca común en el estero de Punta Banda. Por un lado se podría brindar información a los pescadores de la zona acerca de que esa es una área de descanso para la especie, y por otro lado compartir información con los turistas de la zona.
“Se debe trabajar con los pobladores de Punta Banda que tienen fácil acceso del lado de la marisma y que pueden acercarse por tierra o agua a la colonia. También podemos trabajar con el hotel Estero Beach, ya que ahí llegan muchísimos turistas y tienen el permiso de actividades recreativas, tanto motos como lanchas. Eso les facilita poder llegar a los sitios de descanso de las focas, tanto a la marisma como a la barra, y con ello perturban de manera significativa a los animales”.
Otra de las recomendaciones vertidas en la tesis de Ruiz Mar fue que durante el periodo de crianza se debería limitar el acceso a las playas donde están las focas, ya que se puede romper el vínculo entre madre-cría. En caso de llegar, las personas o embarcaciones no deben acercarse de manera directa a la colonia y no correr directamente hacia las focas, para no perturbarlas.
Más que prohibir las actividades turísticas, Ruiz Mar indica que con información se puede conservar la Phoca vitulina en este estero.