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Tarántulas, en la mira del comercio ilegal

Jorge I. Mendoza Marroquín

Existen 174 géneros y mil 139 especies descritas de la familia Theraphosidae en el mundo, mientras que en México se reconocen 18 géneros y 107 especies (WSC, 2025). Las tarántulas son las arañas más grandes del mundo y son más abundantes en América que en cualquier otro lugar.

Se encuentran principalmente en regiones tropicales, semitropicales y áridas del continente, algunas de ellas incluso adaptadas al hábitat antropogénico (West 2005; Rojo 2004).

Las especies del continente americano agrupadas en la subfamilia Theraphosinae son las más predominantes y se caracterizan por tener un parche de pelos urticantes en la zona dorsal de su cuerpo. Estos “pelos” son su primer mecanismo de defensa contra los depredadores.

De todas las tarántulas, la más famosa del mundo es la Brachypelma smithi (Pickard-Cambridge, 1897). Debido a su coloración brillante, comportamiento dócil, longevidad y larga tradición en el mundo de las mascotas exóticas; esta especie ha sido enviada fuera de México en grandes cantidades a lo largo de los años (Rojo, 2004; Mendoza y Francke, 2017).

Generalmente estos animales son transportados en muy malas condiciones y muchos mueren debido a la deshidratación o a las condiciones de hacinamiento a las que son sometidos al ser transportados en bolsas plásticas, generalmente apretadas entre sí.

Prácticamente, todas las especies de tarántulas de gran tamaño y/o coloración vistosa se encuentran amenazadas, tanto en el mercado nacional como internacional, debido al progresivo incremento en el uso de estos ejemplares como mascotas o para sacrificarlos al incluirlos en resinas, pisapapeles y “souvenires”. Durante años, el género Brachypelma ha sido considerado uno de los más traficados a nivel mundial.

Esto llevó a que se diera el primer paso en la conservación de las tarántulas: Brachypelma smithi recibió el estatus de “casi amenazada” en la Lista Roja, y todo el género Brachypelma fue incluido en el Apéndice II de la CITES para regular su comercio internacional (Longhorn et al., 2007). En México son ocho las especies de tarántulas incluidas en la NOM-059-SEMARNAT-2010, de las cuales seis son Brachypelma, una Aphonopelma y una Psalmopoeus.

De las tarántulas mexicanas, los géneros más comerciados ilegalmente son Brachypelma, Aphonopelma, Dugesiella, Tliltocatl y algunas especies de Bonnetina y Davus aff. pentaloris (Mendoza obs. pers.).

Los traficantes pueden pagar a los lugareños entre dos y tres dólares estadunidenses por tarántula, que puede venderse por entre 50 y 500 dólares en el mercado internacional, dependiendo de la especie (Inecc, 2012).

Lo que sabemos de las tarántulas

Las arañas son depredadores terrestres generalistas que brindan servicios ecosistémicos mediados por artrópodos, son sensibles a los cambios en el ambiente y pueden agruparse en diferentes gremios, que son grupos de especies que comparten recursos similares, aunque no se encuentran en nichos iguales o similares.

Esta división ha permitido a las arañas estar en casi todas las partes del mundo (Cardoso et al., 2011).

Las tarántulas son uno de los principales depredadores de artrópodos. Si bien es cierto que se alimentan principalmente de insectos como hormigas, escarabajos, cigarras, cucarachas, saltamontes, grillos, termitas, lepidópteros, himenópteros, también pueden depredar otros arácnidos como otras arañas, solífugos, escorpiones e incluso otras tarántulas de su propia o diferente especie.

Algunos pueden ser depredadores de otros invertebrados como los milpiés, los ciempiés, las babosas y las lombrices de tierra. Existen reportes de depredación sobre pequeños lagartos, anfibios y serpientes. También hay informes de algunas tarántulas que se alimentan de murciélagos, aves, peces y pequeños mamíferos.

Debido a su gran tamaño se puede pensar que las tarántulas no tienen enemigos que puedan atacarlas. Sin embargo, precisamente por su tamaño se consideran una excelente fuente de alimento para otros organismos: pueden ser atacadas por una amplia variedad de depredadores que aprovechan sus hábitos sedentarios.

Se sabe que el coatí, algunos sapos (Rhinella spp.), insectos, arácnidos, lagartos, ranas, aves, ciempiés, mamíferos insectívoros (tejones de miel, musarañas, murciélagos, ratones y babuinos) y otros arácnidos también se alimentan de tarántulas. Además de ser depredadores y presas, las tarántulas pueden tener relaciones de mutuo beneficio con otros organismos.

Las tarántulas desempeñan funciones importantes en los ecosistemas como depredadoras y fuentes de alimento para otras criaturas de su mismo ambiente. Pese a ello, resulta un tanto singular que, si bien las tarántulas son parte integral de la biodiversidad cuya conservación está justificada, no son fácilmente contempladas dentro de esta. Es evidente que, independientemente de los argumentos científicos y técnicos para su protección, el peso cultural plagado de prejuicios y subvaloración puede arruinar las mejores razones (Reichling, 2003).

Por lo anterior, el uso y manejo sustentable de las tarántulas mexicanas dependerá del conocimiento de sus principales amenazas, su relevancia para el ambiente y la creación de políticas públicas que involucren a la sociedad para acciones de manejo, protección y conservación.

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Jorge I. Mendoza Marroquín
Investigador posdoctoral
Laboratorio de Entomología Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo
Correo-e: [email protected]